2008/12/06

El lado oscuro del amor

«Un fresco épico, una alfombra oriental en la que los hilos de innumerables destinos individuales se entretejen formando un diseño en el que vive el crisol de las estirpes, religiones y culturas de Oriente Próximo.»





El lado oscuro del amor de Rafik Schami:
Durante cuarenta años, Schami soñó con escribir una historia que le había impactado en su juventud, y cuando por fin su sueño se hizo realidad, El lado oscuro del amor fue aclamada por la crítica y el público hasta el punto de convertirse en uno de los éxitos editoriales más destacables de los últimos años en Alemania.
Corre la década de los sesenta en Damasco cuando el joven Farid conoce a la hermosa e inteligente Rana. La atracción mutua es irresistible, pero, para su desgracia, pertenecen a familias cristianas que se odian a muerte: los Mushtak, católicos, y los Shahin, de tradición greco-ortodoxa. Desde el primer momento, la relación entre los jóvenes se convierte en un desafío inaceptable a la ley de los clanes rivales, un amor condenado a la clandestinidad y el exilio. La suerte de los amantes a lo largo de varias décadas concita una nutrida galería de personajes difíciles de olvidar. Y como formidable marco de esta historia está Damasco, ciudad misteriosa y fascinante, que palpita en estas páginas a través de una visión íntima pero certera de una cultura marcada por las convulsiones políticas y religiosas,y de un mundo en el que el valor del individuo queda relegado ante el poder omnipresente de la familia.
Tesela a tesela, Schami ha compuesto un impresionante mosaico de Oriente Próximo, desde el fin del imperio Otomano hasta nuestros días, un panorama de enfrentamientos y revueltas, tramas secretas y dictaduras que abarca desde Siria al Líbano, pasando por la diáspora en Arabia, Europa y América.

El violonchelista de Sarajevo



Steven Galloway




Un día, un obús cae sobre la cola que hay formada frente a una panadería y mata a veintidós personas, mientras el violonchelista lo ve todo desde su piso. Se hace la promesa de sentarse en el cráter que ha dejado el mortero y tocar el Adagio de Albinoni una vez al día, y un día por cada una de las víctimas. El Adagio había sido recompuesto a partir de un fragmento de la última partitura que sobrevivió al bombardeo de la biblioteca de música de Dresden, pero el hecho de que haya sido transformado por otro compositor en algo nuevo y valioso insufla esperanza al violonchelista.